Crianza en la Zona Gris: Navegando las Líneas Difusas del Comportamiento Infantil
Los padres a menudo tienen dificultades para distinguir entre variaciones normales en el comportamiento y problemas de conducta reales. En realidad, la línea entre lo que se considera un comportamiento normal y uno anormal suele ser difusa—más una cuestión de grado y expectativas que una diferencia clara y definida. Esto se debe en parte a que el comportamiento “normal” depende de la etapa de desarrollo del niño, la cual puede variar mucho incluso entre niños de la misma edad.
El desarrollo no siempre es constante; las habilidades sociales de un niño pueden estar retrasadas en comparación con sus capacidades intelectuales, o viceversa.
Además, lo que se percibe como un comportamiento “normal” también depende del contexto en el que ocurre—como la situación, el momento, los valores familiares y el entorno cultural y social del niño.
Para comprender mejor el comportamiento de tu hijo (y tus propias reacciones al respecto), es esencial reconocer y valorar su trayectoria de desarrollo única. Ten en cuenta que los niños difieren enormemente en temperamento, desarrollo y conducta.
Tipos de Comportamiento
Comportamiento Aprobado y Aceptable
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Hacer la tarea, cumplir con los quehaceres del hogar, ser educado y servicial en general.
También conocido como: Lo Ideal
Comportamientos Tolerados
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No cumplir con los quehaceres, quejarse en exceso o no seguir instrucciones. Mostrar conductas regresivas o ser en general egocéntrico y negarse a ayudar cuando se le pide.
También conocido como: No vale la pena pelear por esto; estos comportamientos pueden ser molestos o poco útiles, pero no justifican una batalla.
Comportamientos Inaceptables
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Ser violento física, verbal o emocionalmente con los demás. Destruir su propia propiedad o la de otros.
También conocido como: La colina por la que sí vale la pena luchar.
Tu respuesta importa
La forma en que respondes como padre depende a menudo de si percibes el comportamiento como un problema. Es común que los padres reaccionen de forma exagerada ante cambios menores o temporales en el comportamiento que en realidad son normales—o, por el contrario, que pasen por alto o minimicen problemas más serios. Algunos también buscan soluciones rápidas a problemas complejos, lo que puede retrasar soluciones efectivas o empeorar la situación.
Lo que una familia considera comportamiento aceptable puede ser visto como problemático en otra. Estas diferencias suelen surgir de las propias experiencias de infancia de los padres—quienes fueron criados en hogares estrictos o permisivos pueden traer esas expectativas a su propia crianza. A veces, el comportamiento se convierte en un problema no porque sea dañino, sino porque los padres se sienten juzgados por los demás. Esto puede llevar a respuestas inconsistentes—tolerando ciertos comportamientos en casa pero reaccionando fuertemente en público.
Tu propio temperamento también influye
El temperamento del padre o madre, su estado de ánimo habitual y sus niveles de estrés diario afectan la forma en que perciben y responden al comportamiento de su hijo. Padres con una actitud relajada pueden aceptar una gama más amplia de comportamientos y ser menos propensos a verlos como problemáticos, mientras que padres naturalmente más estrictos pueden recurrir más rápidamente a la disciplina. Padres que enfrentan depresión, tensiones en la relación o dificultades económicas a menudo tienen menos paciencia y pueden ser menos tolerantes con los comportamientos típicos de la infancia.
Además, las diferencias en la crianza y los valores personales de cada padre pueden dar lugar a estilos de crianza distintos dentro del mismo hogar. Estas diferencias inevitablemente influyen en cómo el niño se comporta y se desarrolla.