Ayudar a los niños a gestionar el estrés
Muchas cosas pueden causar estrés a tu hijo: un cambio de rutina, tener un nuevo cuidador, empezar o cambiar de guardería/colegio, un nuevo hermano, o incluso nuestro propio estrés pueden desencadenar el de nuestros hijos. No podemos evitar que nuestros hijos se estresen, pero lo que sí podemos hacer es ayudar a gestionarlo.
Cuando el estrés se convierte en algo cotidiano, aumenta la hormona Cortisol; tener el Cortisol aumentado durante un largo periodo de tiempo puede afectar al cerebro en desarrollo de tu hijo. Más información AQUÍ sobre el estrés y tu hijo.
Puedes notar que cuando tu hijo está estresado, su comportamiento cambia, se vuelve más irritable o más retraído. Pueden no dormir tan bien, o dormir demasiado, negarse a comer o comer en exceso. Puede haber un aumento de las rabietas o una regresión del comportamiento (comportamientos que creías que ya habían superado).
Formas de ayudar
-Conectar contigo o con otra persona significativa en su vida; tranquilizarle, abrazarle, besarle y jugar juntos puede ayudar mucho a tu hijo a reducir sus niveles de estrés.
-Escribir juntos una historia de sentimientos
-Haz que tu hijo exprese sus sentimientos en un libro, utilizando palabras sencillas para explicar la situación y lo que puede hacer para ayudarse cuando se estrese. Utiliza las palabras de tu hijo y pídele que haga sus propios dibujos.
-Ayuda a tu hijo a encontrar formas de expresar sus sentimientos. Ayudar a tus hijos a comprender y utilizar palabras para los distintos sentimientos: nervioso, ansioso, triste, inquieto, frustrado, etc. Puedes encontrar ilustraciones y vídeos para explicar mejor cómo son los sentimientos más grandes.
-Utilizar actividades sensoriales para ayudar a regular las emociones de tu hijo. Dar un paseo, echar arena, estrujar plastilina puede ayudar a calmar a tu hijo. Haz que tu hijo ruja como un león o golpee una almohada para sacar sus frustraciones.
-Enseñar habilidades de afrontamiento; encuentra lo que le gusta hacer a tu hijo y utilízalo como habilidad de afrontamiento: respirar profundamente, leer, colorear, ir al parque, ver una película o programa de televisión favorito.
-También podemos ayudar adoptando hábitos saludables para controlar nuestro propio estrés. Podemos compartir con nuestros hijos lo que nos gusta hacer cuando estamos estresados y luego adoptar esos hábitos para animar a nuestros hijos a hacer lo mismo.
-El establecimiento de rutinas diarias puede ayudar a aliviar parte del estrés al que se enfrentan los niños; cuando saben lo que les espera cada día, pueden prepararse para ello.
-Permitir elecciones, proporciona a tu hijo opciones para que recupere la sensación de control.
No todo el estrés es negativo, el estrés puede ser beneficioso para los demás cuando hay que alcanzar objetivos personales, cuando los niños tienen que enfrentarse a situaciones difíciles o adaptarse a los cambios. Pero cuando el estrés empieza a afectar a la vida diaria de tu hijo