La hora de comer con los que buscan y evitan los sentidos

Encontrar alimentos nutritivos que tus hijos disfruten de verdad puede ser un reto, sobre todo cuando se trata de niños que buscan o evitan los sentidos. ¿Cuántas veces has preparado un almuerzo para tu hijo y has descubierto que no lo había tocado, o has preparado una comida sana y te ha pedido un tentempié? Esta situación puede dejar exhaustos a los padres y cuidadores.

 

Todo el mundo tiene ciertas texturas y sabores que no le gustan, lo cual es perfectamente normal. Sin embargo, cuando estas aversiones obstaculizan la capacidad del niño para obtener la nutrición que necesita, se convierte en un motivo de preocupación. He aquí algunos consejos y trucos para ayudar a los cuidadores a aliviar las molestias sensoriales al tiempo que fomentan una alimentación sana.

 

Observa a tu hijo cuando come, ¿qué es lo primero que elige? ¿Es algo crujiente, blando, soso o muy condimentado? Utiliza tus descubrimientos para introducir alimentos similares o cambiarlos para satisfacer las preferencias de tu hijo. Si tu hijo prefiere los alimentos crujientes, puedes intentar introducir más verduras o empanar y hornear dos veces las tiras de pollo para que queden más crujientes. Si tu hijo prefiere los alimentos suaves, podrías probar con pan y fideos integrales, o frutos secos y queso suave.

 

Para los buscadores sensoriales, incluye un alimento nuevo en su plato, aunque sea algo que suelen evitar. Aunque se resistan a probar alimentos nuevos en casa, pueden estar más abiertos a ellos en entornos diferentes, como la escuela, sobre todo cuando no están los cuidadores.

 

Para las personas que evitan los estímulos sensoriales, la simplicidad es la clave. Menos opciones pueden reducir la ansiedad a la hora de comer. Puede ser útil presentar elementos que compartan la misma paleta de colores y limitar el número de opciones. Un bocadillo de mantequilla de cacahuete, rodajas de manzana y un palito de queso en tiras puede ser suficiente.

 

También puede ser útil añadir a su plato un alimento reconfortante, si lo necesita, en pequeñas cantidades, para intentar ayudar a regularse durante las comidas.

 

Otras cosas que hay que tener en cuenta con un niño que busca los sentidos.

 

Para un niño que busca los sentidos, puede ser difícil sentarse y comer. Puede tener la necesidad de levantarse y moverse, dando prioridad a eso antes que a comer. Podría ser beneficioso para el niño expulsar parte de esa energía antes de comer para satisfacer esa necesidad sensorial. Si está en la escuela, la hora de comer en la cafetería puede lanzar a tu hijo a una sobrecarga sensorial; hay muchos olores, mucha gente, mucho movimiento y mucha conversación. Estar en sobrecarga sensorial puede ser agotador en las mejores circunstancias, pero si además tienes hambre, puede parecer casi imposible.

Si tu hijo lucha frecuentemente con la sobrecarga sensorial o tiene dificultades para sentarse a comer, consulta con tu pediatra. Pueden recomendarte un Terapeuta Ocupacional para abordar las necesidades sensoriales de tu hijo.