Enseñar a ir al baño a niños con necesidades especiales
Iniciar el aprendizaje para ir al baño puede ser especialmente difícil para los padres de niños con necesidades especiales, pero cuando esos niños entienden lo que tienen que hacer, a los padres les invade a menudo un sentimiento de alegría, pues significa que el desarrollo de su hijo está progresando. Enseñar a ir al baño a niños neurotípicos puede ser difícil, pero enseñar a ir al baño a un niño con necesidades especiales puede ser agotador; por eso se recomienda contar con apoyo y orientación adicionales de profesionales.
Señales de que tu hijo está preparado
Los indicadores de la preparación para el orinal son los mismos para todos los niños:
-Tu hijo es capaz de identificar cuándo está mojado
-Son capaces de permanecer secos durante dos horas o más
-Son capaces de reconocer cuándo necesitan orinar o defecar
-Son capaces de ir al baño a tiempo (incluso con tu ayuda)
-Son capaces de desvestirse y volver a vestirse solos
-Han mostrado iniciativa para querer ir al baño
Si crees que tu hijo está preparado para ir al baño puede ser conveniente prepararse emocionalmente para el proceso, ya que los niños con necesidades especiales pueden empezar a aprender a ir al baño más tarde, a menudo alrededor de los cinco años o más. Algunos pueden necesitar siempre ayuda para vestirse o acceder al baño, mientras que otros encuentran formas de ganar independencia. El aprendizaje para ir al baño puede ser físicamente doloroso y difícil, así que espera accidentes y afróntalos con paciencia y humor. También puede ser útil buscar el apoyo de familiares y amigos antes de empezar, haciéndoles saber que agradecerán cualquier ayuda/apoyo.
Problemas de Continencia
Ciertas condiciones pueden no dificultar la comprensión del niño sobre el control de esfínteres, pero pueden dificultar su cumplimiento. Esto puede aumentar la frustración de tu hijo cuando se esfuerza por mantenerse seco, lo que puede hacer que se rinda por completo.
La solución más eficaz a este problema es establecer un horario constante de uso del orinal para tu hijo. Si le animas a utilizar el orinal con frecuencia -aproximadamente cada hora-, le liberas de la presión de tener que reconocer su necesidad de interrumpir el juego para ir al baño. Ir al baño al principio de cada hora puede convertirse en una rutina, como lavarse los dientes dos veces al día o vestirse por la mañana, lo que les permite concentrarse en otras actividades entre las visitas al orinal.
Desafíos físicos
Diversas discapacidades físicas y afecciones médicas pueden influir en la capacidad de un niño para conseguir un aprendizaje completo para ir al baño o para adaptarse al uso del baño con facilidad. Si tu hijo se enfrenta a estos retos, es importante que tengas en cuenta cómo influyen sus circunstancias específicas en cada fase del aprendizaje para ir al baño y cómo puedes proporcionarle el apoyo necesario. Tanto si a tu hijo le cuesta reconocer las ganas de orinar, como si tiene dificultades para sentarse o permanecer en un orinal o retrete estándar, o si necesita volver al retrete después de utilizar un dispositivo de ostomía, necesitará ayuda adicional de ti y de sus cuidadores para dominar esta importante habilidad.
Discapacidad visual
Comprender los retos del entrenamiento para ir al baño
Los niños con discapacidad visual se enfrentan a retos únicos para aprender a ir al baño debido a su incapacidad para observar a los demás. Esto dificulta su capacidad para imitar comportamientos, por lo que las explicaciones verbales son cruciales. Retrasar el aprendizaje para ir al baño hasta los tres o cuatro años puede ayudar, ya que los niños pueden absorber mejor la información.
Introducción al uso del retrete
Para introducir el uso del retrete, lleva a tu hijo al cuarto de baño para que explore y localice el retrete. Asegúrate de que el entorno sea agradable y guíale por el proceso explicándole las acciones y permitiéndole palpar el retrete y los elementos relacionados.
Practicar el uso del orinal
Mantén el baño accesible y considera la posibilidad de utilizar un orinal musical para divertirse. Enséñale a tocar el asiento y, en el caso de los niños, empieza por sentarte para orinar antes de pasar a hacerlo de pie.
Crear confianza en los espacios públicos
Expón a tu hijo a varios baños públicos para que adquiera confianza y se reduzcan los accidentes. Celebra sus logros con elogios o pequeñas recompensas.
Discapacidad auditiva
Los niños con deficiencias auditivas pueden enfrentarse a retos únicos en el aprendizaje para ir al baño, influidos por sus habilidades comunicativas. Los que dominan el lenguaje de signos pueden utilizar las señales visuales y las explicaciones con eficacia, mientras que otros pueden tener que esperar hasta que entiendan los signos básicos.
Las estrategias clave para simplificar el proceso de formación incluyen:
Permitir que tu hijo observe tu uso del baño y el de los demás.
Compartir libros ilustrados sobre el control de esfínteres.
Utilizar gestos coherentes para los términos clave (pipí, caca, orinal, mojado, seco, necesidad de ir).
Por ejemplo:
Señala “mojado” con una cara triste durante los cambios de pañal.
Firma “seco” con una expresión feliz después de los cambios.
Firma “necesito ir” a intervalos regulares.
La coherencia con estas señales ayuda a los niños a aprender sin largas explicaciones, y celebrar sus éxitos con pequeñas recompensas puede fomentar el progreso.
Retos del desarrollo y del comportamiento
Enseñar a ir al baño a un niño pequeño con problemas de desarrollo o de conducta depende de su temperamento único y de cualquier afección coexistente. Los puntos clave son:
Los niños con trastornos como el autismo, el SAF, el TOD o el TDAH pueden responder de forma diferente a los refuerzos sociales.
Las recompensas tangibles (pegatinas, juguetes) pueden ser más eficaces que los elogios.
Adaptarse a los cambios de rutina puede ser difícil, sobre todo debido a la sensibilidad al tacto y a los estímulos sensoriales.
Comprender el concepto abstracto del uso del orinal puede ser un reto; algunos niños pueden tener dificultades para imitar comportamientos.
Debido a estos problemas, tu hijo puede mostrar frustración, explosiones de mal genio y reticencia a cooperar durante el entrenamiento. El objetivo es que la transición de pañales/calzoncillos sea lo más fácil y menos estresante posible.
Una vez que hayas decidido empezar el entrenamiento para ir al baño, fíjate en los comportamientos de tu hijo cuando está en el baño o cerca de él que puedan afectar a su capacidad para ir al baño. Hazlo en i parecen reacios a entrar en el baño, intenta identificar la fuente de su malestar. ¿Es el olor a desinfectante, el suelo frío o el ruido de la cisterna? Si es posible, haz ajustes: cambia de limpiador, ponle calcetines para que se caliente o aleja su orinal del ruidoso retrete.
Si no señalan claramente la necesidad de ir al baño, ¿hacen una pausa justo antes de orinar o muestran otros comportamientos que podrían servir como señales? Ten en cuenta cuándo, o cuánto tiempo después de comer o beber, suelen tener necesidad de ir al baño. ¿Qué alimentos, juguetes u objetos captan su interés? Pueden utilizarse como recompensas tangibles para el entrenamiento, que pueden ser más eficaces que los elogios verbales.
Es importante determinar cómo aprende mejor tu hijo. Algunos pueden responder bien a demostraciones físicas suaves pero firmes, como que se les coloque en el orinal a intervalos regulares. Otros pueden prosperar con una rutina estructurada que incluya una serie de pasos sencillos y predecibles, que pueden explicarse verbalmente, ilustrarse con dibujos o enumerarse en una tabla. Y otros pueden beneficiarse de comentarios casuales y conversaciones que proporcionen información sin provocar resistencia.